Tras el cierre de la sala Endanza debido a remodelaciones urbanísticas en 2007, el programa que desde 1998 dirige Isabel Blanco desarrolla sus actividades en el Centro de las Artes de Sevilla
Diario de Sevilla//Rosalía Gómez / SEVILLA | Actualizado 20.01.2009 - 05:00El tejido que sustenta algunas artes en Andalucía sigue siendo bastante débil y uno de los más frágiles es el de la danza contemporánea. No pueden negarse los esfuerzos realizados por las instituciones públicas, sobre todo por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía -aunque no habrá buenos resultados en ningún campo hasta que se afronten todos estos argumentos desde la educación infantil-, y aparte de las ayudas, mayores o menores, en lo que se refiere a la formación de los bailarines. Son muchos ya los intérpretes formados en los Cursos del Centro Andaluz de Danza que militan en las filas de compañías de otras regiones o países y que amplían estudios en sedes internacionales. Lo que parece muy difícil de conseguir es que estos artistas estén en condiciones de formar compañías estables y duraderas que, mejor o peor, puedan vivir de su actividad. Por eso resulta tan vital en esta región, en Sevilla en concreto, donde los teatros institucionales no contemplan esa posibilidad, que haya espacios donde amén de exhibir espectáculos de pequeño o mediano formato, los jóvenes puedan mostrar y confrontar con el público sus piezas breves, sus procesos de trabajo, sus colaboraciones con artistas de otros campos, etcétera.
Junto a manifestaciones como el Mes de Danza o Huellas. Danza en paisajes insólitos, son esos pequeños espacios y, sobre todo, personas como Isabel Blanco los que hacen posible el progreso de la danza y, en general, de la joven creación andaluza. A pesar de algunas carencias, como la falta de una grada bien ideada que facilite la visión del público o la falta de calefacción con que ha empezado la programación este año, las salas del Monasterio de San Clemente poseen una magia muy especial para el movimiento y para el arte en general y, algo más interesante aún, están atrayendo a un público joven que llena casi siempre todas las funciones -gratuitas, por ser un espacio del Ayuntamiento- hasta dejar a algunos espectadores en la calle.
Respecto a sus contenidos, Endanza Itinerante sigue manteniendo sus ambiciones de hace diez años: el diseño de proyectos y de actividades encaminadas a fomentar la realización y puesta en escena de creaciones de distintas disciplinas como la danza, el teatro, la música o los audiovisuales. Entre sus programas se encuentran actualmente: Solo buenas piezas, donde se presentan al público solos y piezas de danza o performances de creadores andaluces y nacionales de pequeño o mediano formato; Cápsulas, en colaboración con AREATangent-Andalucía, que son propuestas escénicas experimentales con una duración máxima de 15 minutos y que han dado lugar en ocasiones a algunos espectáculos de gran alcance; los Miércoles a compás, dedicado a artistas del flamenco -el único que se realiza en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo-; Work in progress o Residencias para la creación. Un auténtico acicate para los creadores andaluces, bailarines y coreógrafos en su mayor parte, que no poseen un espacio para crear ni una sala para mostrar sus creaciones. Este año, los residentes de Endanza son Anna Paris, Guillermo Weickert, Carolina Morales y Juan Luis Matilla. Cuatro artistas de los que, desde ya, se pueden esperar cuatro interesantes trabajos. El primero, ya prácticamente ultimado, es el de Matilla (esperame despierto), realizado con la colaboración de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola, de la compañía alemana Sasha Waltz & Guest, y que se estrenará próximamente en Sarajevo.
Junto a manifestaciones como el Mes de Danza o Huellas. Danza en paisajes insólitos, son esos pequeños espacios y, sobre todo, personas como Isabel Blanco los que hacen posible el progreso de la danza y, en general, de la joven creación andaluza. A pesar de algunas carencias, como la falta de una grada bien ideada que facilite la visión del público o la falta de calefacción con que ha empezado la programación este año, las salas del Monasterio de San Clemente poseen una magia muy especial para el movimiento y para el arte en general y, algo más interesante aún, están atrayendo a un público joven que llena casi siempre todas las funciones -gratuitas, por ser un espacio del Ayuntamiento- hasta dejar a algunos espectadores en la calle.
Respecto a sus contenidos, Endanza Itinerante sigue manteniendo sus ambiciones de hace diez años: el diseño de proyectos y de actividades encaminadas a fomentar la realización y puesta en escena de creaciones de distintas disciplinas como la danza, el teatro, la música o los audiovisuales. Entre sus programas se encuentran actualmente: Solo buenas piezas, donde se presentan al público solos y piezas de danza o performances de creadores andaluces y nacionales de pequeño o mediano formato; Cápsulas, en colaboración con AREATangent-Andalucía, que son propuestas escénicas experimentales con una duración máxima de 15 minutos y que han dado lugar en ocasiones a algunos espectáculos de gran alcance; los Miércoles a compás, dedicado a artistas del flamenco -el único que se realiza en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo-; Work in progress o Residencias para la creación. Un auténtico acicate para los creadores andaluces, bailarines y coreógrafos en su mayor parte, que no poseen un espacio para crear ni una sala para mostrar sus creaciones. Este año, los residentes de Endanza son Anna Paris, Guillermo Weickert, Carolina Morales y Juan Luis Matilla. Cuatro artistas de los que, desde ya, se pueden esperar cuatro interesantes trabajos. El primero, ya prácticamente ultimado, es el de Matilla (esperame despierto), realizado con la colaboración de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola, de la compañía alemana Sasha Waltz & Guest, y que se estrenará próximamente en Sarajevo.