"Estoy cansado de las galerías, me han dado muy poco o nada"
El recogecartones... Exposición de Manolo Cuervo. Hasta el 13 de abril en la Galería-Taberna Ánima (Miguel Cid, 80).El artista inaugura hoy en Ánima una muestra en homenaje a "quienes no tienen donde exponer porque no han sido tocados por la varita mágica del iluminado de turno"
DIARIODESEVILLA.ES/José Yñiguez / SEVILLA | Actualizado 17.03.2009 - 05:00Manolo Cuervo es un artista conocido en la ciudad tanto por los numerosos carteles anunciando actividades culturales que ha realizado desde finales de los 70 como por su obra pictórica, expuesta repetidamente en galerías locales. Hace poco más de un año, la exposición Crónica de un paseante, en la Casa de la Provincia, pasó revista a sus últimos 15 años de producción.
-Sorprende la decisión de exponer en un bar de un artista reconocido.
-Siempre he tenido ganas de exponer en el bar de Peter, que he frecuentado y cuyo dueño es amigo. Como está al lado de casa, he estado viendo lo que ha hecho en los últimos 20 años por los chavales que no tienen la oportunidad de exponer en otro sitio.
-Ánima es un sitio para los que no pueden exponer o para darse a conocer. Ninguna de las dos circunstancias se da en su caso.
-Creo que mis nuevas obras encajan muy bien allí, y también quieren ser un homenaje a todos esos artistas que no tienen donde exponer porque no han sido tocados por la varita mágica del iluminado de turno. Además, ahí he visto exposiciones más interesantes que en galerías comerciales. Por otro lado, estoy un poco cansado de las galerías, porque después de tantos años trabajando me han dado muy poco o nada a la hora de enseñar mi obra en ferias o fuera de Sevilla. Igual que las galerías eligen a sus artistas, yo elijo dónde enseñar mis cuadros.
-Puede parecer polémica su decisión de preferir enseñar las obras en un bar.
-Ésta es una aventura ocasional y no quiero que se interprete como algo polémico, nada más lejos de mi intención. Estoy muy agradecido a las galerías que se han interesado por mi obra en estos años, pero, simplemente, me apetecía enseñar estos cuadros en un sitio especial; algo más vivido y con solera. La exposición de la Casa de la Provincia fue una especie de reconocimiento a mi labor. Le doy mucha importancia por la cantidad de público que la vio y porque me la propuso gente muy importante en el mundo cultural sevillano. Y a pesar de que gustó mucho, tampoco cuajaron las oportunidades de enseñar mi obra fuera de Sevilla. Parece que una obra demasiado personal, que no siga los dictados de lo que se hace en el extranjero, es difícil de encajar aquí. Es impensable que Gordillo hubiera podido hacer su obra si se hubiera quedado en la ciudad.
-Quizás esa incomprensión de su pintura se deba a la confusión que hay entre el trabajo del diseñador y el del pintor. Están tan presentes sus carteles en la calle que puede haber gente que piense que pinta como hobby.
-Empecé pintando y no he dejado de hacerlo desde los 17 años, pero ese prejuicio existe y es difícil de erradicar. Hasta algunos de mis amigos pintores me presentan como diseñador. El diseño me encanta y es lo que me ha dado de comer, pero no sé cómo se ha instalado esta idea en la gente, cuando hay muy pocos artistas que viven de lo que pintan. A las mujeres de muchos de ellos habría que hacerles un monumento, porque son las que los han apoyado. También hay muchos que son profesores y nadie dice el profesor tal, sino el artista tal. Por otro lado, me parece que mucho de lo más interesante que se está haciendo en el arte está más cercano al diseño que a la pintura. Un Jeff Koons o un Raymond Pettibon son gente muy cercana al diseño y a la ilustración. Y hasta los mismos conceptuales, los buenos, controlan muy bien el tema del diseño.
-En los nuevos cuadros parece que juega y se burla de esa idea del pintor y el diseñador, una especie de doctor Jeckyll y mister Hyde.
-El título de la exposición, El recogecartones y su perro Sultán bailan un rock and roll en el bar de Piter, da una idea mejor de los cuadros que ese desdoblamiento de personalidad. Es cierto que los fondos están realizados a partir de decollages de carteles míos sobre los que se sitúan los personajes, a través de los cuales, de alguna manera, me confieso, diciendo quién soy, lo que me gusta y lo que no. Los personajes están pintados sobre cartón industrial marrón recogido en la calle, un material que siempre me ha encantado. Para mí, encontrar una buena caja de cartón es como si Miguel Ángel eligiera el bloque de mármol para esculpir el David.
-¿Quién le gustaría que acudiera a la inauguración esta noche?
-Me gustaría que todos mis amigos actuales o futuros vinieran a pasar un rato conmigo y con Jane Birkin, Tom Waits, Bob Dylan, Jean Seberg o Joseph Beuys, algunos de los personajes que retrato en estas obras.
-Sorprende la decisión de exponer en un bar de un artista reconocido.
-Siempre he tenido ganas de exponer en el bar de Peter, que he frecuentado y cuyo dueño es amigo. Como está al lado de casa, he estado viendo lo que ha hecho en los últimos 20 años por los chavales que no tienen la oportunidad de exponer en otro sitio.
-Ánima es un sitio para los que no pueden exponer o para darse a conocer. Ninguna de las dos circunstancias se da en su caso.
-Creo que mis nuevas obras encajan muy bien allí, y también quieren ser un homenaje a todos esos artistas que no tienen donde exponer porque no han sido tocados por la varita mágica del iluminado de turno. Además, ahí he visto exposiciones más interesantes que en galerías comerciales. Por otro lado, estoy un poco cansado de las galerías, porque después de tantos años trabajando me han dado muy poco o nada a la hora de enseñar mi obra en ferias o fuera de Sevilla. Igual que las galerías eligen a sus artistas, yo elijo dónde enseñar mis cuadros.
-Puede parecer polémica su decisión de preferir enseñar las obras en un bar.
-Ésta es una aventura ocasional y no quiero que se interprete como algo polémico, nada más lejos de mi intención. Estoy muy agradecido a las galerías que se han interesado por mi obra en estos años, pero, simplemente, me apetecía enseñar estos cuadros en un sitio especial; algo más vivido y con solera. La exposición de la Casa de la Provincia fue una especie de reconocimiento a mi labor. Le doy mucha importancia por la cantidad de público que la vio y porque me la propuso gente muy importante en el mundo cultural sevillano. Y a pesar de que gustó mucho, tampoco cuajaron las oportunidades de enseñar mi obra fuera de Sevilla. Parece que una obra demasiado personal, que no siga los dictados de lo que se hace en el extranjero, es difícil de encajar aquí. Es impensable que Gordillo hubiera podido hacer su obra si se hubiera quedado en la ciudad.
-Quizás esa incomprensión de su pintura se deba a la confusión que hay entre el trabajo del diseñador y el del pintor. Están tan presentes sus carteles en la calle que puede haber gente que piense que pinta como hobby.
-Empecé pintando y no he dejado de hacerlo desde los 17 años, pero ese prejuicio existe y es difícil de erradicar. Hasta algunos de mis amigos pintores me presentan como diseñador. El diseño me encanta y es lo que me ha dado de comer, pero no sé cómo se ha instalado esta idea en la gente, cuando hay muy pocos artistas que viven de lo que pintan. A las mujeres de muchos de ellos habría que hacerles un monumento, porque son las que los han apoyado. También hay muchos que son profesores y nadie dice el profesor tal, sino el artista tal. Por otro lado, me parece que mucho de lo más interesante que se está haciendo en el arte está más cercano al diseño que a la pintura. Un Jeff Koons o un Raymond Pettibon son gente muy cercana al diseño y a la ilustración. Y hasta los mismos conceptuales, los buenos, controlan muy bien el tema del diseño.
-En los nuevos cuadros parece que juega y se burla de esa idea del pintor y el diseñador, una especie de doctor Jeckyll y mister Hyde.
-El título de la exposición, El recogecartones y su perro Sultán bailan un rock and roll en el bar de Piter, da una idea mejor de los cuadros que ese desdoblamiento de personalidad. Es cierto que los fondos están realizados a partir de decollages de carteles míos sobre los que se sitúan los personajes, a través de los cuales, de alguna manera, me confieso, diciendo quién soy, lo que me gusta y lo que no. Los personajes están pintados sobre cartón industrial marrón recogido en la calle, un material que siempre me ha encantado. Para mí, encontrar una buena caja de cartón es como si Miguel Ángel eligiera el bloque de mármol para esculpir el David.
-¿Quién le gustaría que acudiera a la inauguración esta noche?
-Me gustaría que todos mis amigos actuales o futuros vinieran a pasar un rato conmigo y con Jane Birkin, Tom Waits, Bob Dylan, Jean Seberg o Joseph Beuys, algunos de los personajes que retrato en estas obras.