Publicado en http://danza.es/ el 03/06/2008
Por Laura Kumin. Responsable de programación de danza y música del Teatro Pradillo y directora del Certamen Coreográfico de Madrid
La escasa programación de la danza en España es un tema candente dentro de la profesión.
Hay algunos espacios que programan danza de manera habitual, incluso algunos pocos que se dedican casi exclusivamente a la danza, pero la inmensa mayoría de teatros y salas considera que la danza no vende. Por lo tanto, aunque las redes nacionales, autonómicas y locales han aumentado, la programación de la danza en las mismas es mínima e incluso en algunos casos proporcionalmente menor que en el pasado.
Los encuentros sobre el tema suelen incluir una exposición por parte de los creadores expresando su frustración por la falta de programación de sus trabajos en su propio país, a veces en su propia red local y la réplica de los programadores que afirman que es demasiado difícil programar danza porque a pesar de su celebrado factor de "universalidad", al ser un lenguaje esencialmente no verbal, la danza no llena butacas.
Desde hace unos años la taquilla se ha convertido en la herramienta básica que los políticos utilizan para justificar sus inversiones. El resultado es frecuentemente la programación del mínimo esfuerzo, de cortar y pegar, a veces realizado por iniciativa propia del programador, a veces por presiones que recibe desde arriba.
En este sentido, vista en términos un tanto brutales (pero que reflejan situaciones reales), un teatro que programa producciones mediáticas o populares y llena butacas realiza una programación mejor que un teatro que programa producciones menos conocidos por el público, que requieren mayor esfuerzo de contextualización y promoción, y que probablemente, por lo menos al inicio, atraerá a menos público. La danza suele encontrarse en esta segunda opción.
Un buen programador, respaldado por otros responsables de la cultura, cultiva y cuida su público. Le ofrece la posibilidad de ampliar su esfera de experiencias, de disfrutar, conocer y contrastar obras y artistas ya conocidos y también obras y creadores nuevos. Busca equilibrar la programación de artistas locales, nacionales e internacionales. Ofrece una información clara sobre lo que programa y abre vías de comunicación para permitirle al público adentrarse en lo que van a ver. Un público que, con una programación estable de calidad, está bien informado y elabora criterios propios.
Otra manera de plantear la programación
Con la excusa de la preparación de una ponencia sobre la creación y mantenimiento de nuevos públicos para la danza, volví a indagar en los trabajos ya hechos en este campo en otros países para estudiar el contraste con la realidad española y pensar en la manera de adaptar o crear estrategias útiles que podrán funcionar aquí.
Había muchísimos y muy diversos, siendo especialmente numerosos en el mundo anglosajón, Francia y Holanda (donde las producciones subvencionadas cuentan como norma con una programación en una amplia red nacional), entre otros países. Y su trabajo está basado en la programación.
Las iniciativas no se limitan a grandes ciudades, incluyen centros con menor población. De hecho, muchas tenían en cuenta sectores de la población específicos. Todas están relacionadas de una manera muy específica con la programación de danza habitual en cada lugar y con mucha frecuencia se tratan de colaboraciones entre programadores y redes.
Casi todas, si no el 100%, están financiadas por fondos públicos y cuentan con dos elementos fundamentales: programadores apasionados por su trabajo y la capacidad de gestionar a medio y largo plazo. Esta capacidad incluye, obviamente, bases de financiación a varios años vistos para poder desarrollar la programación de manera coherente, evaluarlo con regularidad, y modificar los parámetros de cada proyecto.
La mayoría se basan en:
· un estudio profundo del entorno
· una selección cuidadosa de las producciones programadas
· la creación de una relación dinámica, cercana y constante con el público y con los artistas y una buena campaña de comunicación para apoyarla
· continuidad y programación estable
· capacidad de proyectar a varios años vistos
· programadores y responsables de cultura dinámicos, que creen en lo que están haciendo más allá del período de legislación y que están dispuestos a insistir para conseguir que los requisitos legales y burocráticos tengan en cuenta la especificidad del sector de las artes escénicas
En España las iniciativas para programadores son bastante tímidas y requieren un esfuerzo enorme porque hay que empezar casi desde cero cada año. Suelen durar poco si no dan fruto de inmediato. En estos países sin embargo en muchos casos se podían leer las evaluaciones tras doce o quince años de experiencia.
Pero lo que más me impresionó era el convencimiento pleno, por parte de la totalidad de esas iniciativas, de que la danza era algo de por sí interesante que el público tenía derecho a disfrutar. En estos documentos la programación de danza se describe como algo deseable, algo que tiene un valor y un interés intrínseco, respaldado por los programadores, en colaboración con los profesionales de la danza, pero no simplemente por presión de ellos.
No quiero decir con esto que no sea necesario valorar cada producción por sus propios méritos o defectos, y programar con cuidado para que cada obra encuentre lugares y contextos adecuados de exhibición. Pero estos contextos se trabajan a conciencia y con tenacidad y parten de la idea de que su público se interesará por la danza, más aún cuando tenga la oportunidad de conocerla más a fondo.
Esta actitud presenta un fuerte contraste con la postura más habitual en España entre programadores no especializados que es que hay que trabajar mucho, quizás demasiado, para que el público trague algo que no entiende y por lo tanto probablemente le vaya a gustar.
¿Qué futuro tiene la programación de la danza en España?
Tal como está planteada en la actualidad, irán saliendo iniciativas de los propios creadores que trabajarán en condiciones precarias hasta que, por tenacidad, consigan un reconocimiento. Pequeños circuitos y redes funcionarán con un público en vías de consolidación. Seguirán las colaboraciones puntuales. Mientras tanto la programación en redes públicas mantendrá una reticencia de cara a la programación de danza. El número de producciones que buscan salida al mercado aumentará y las compañías se verán obligadas a ajustar sus expectativas económicas siempre a la baja para conseguir una programación, mientras las administraciones en su mayoría, seguirán tratándolas como si fueran empresas grandes o PYMES de cualquier sector. La profesión en Catalunya espera con cautela un cambio positivo en este aspecto por parte de su nueva administración.
¿Cómo podríamos mejorar la programación de la danza en España?
· Apoyar a programadores apasionados por su trabajo y dejarles trabajar
· Realizar un trabajo a fondo de sensibilización a los programadores, a los responsables culturales, y al público para presentar la danza desde una perspectiva positiva y dinámica, identificable y cercana. ¿Hay que tener una educación o capacidad especial para comprender la danza? No, pero tiene que haber comunicación, cercanía y voluntad para cambiar actitudes caducadas. Las compañías están abiertas a ello y está demostrado que funciona.
· No ser reacios a utilizar técnicas inteligentes de marketing que funcionan en los productos que compiten con las artes escénicas para conseguir la atención del espectador. Funciona con grandes figuras de la danza y esta atención se puede extender.
· Forjar una verdadera unión entre creadores, compañías de danza, programadores y otros miembros de la profesión para presionar a favor de normativas que tengan en cuenta la especificidad del medio, y responsables en las administraciones que estén dispuestos a luchar para conseguirlas. No es fácil pero es posible. La Administración existe para atender a los ciudadanos y no al contrario. Si algo no funciona hay que insistir para cambiarlo. En otros países se ha conseguido con resultados positivos.
· Hacer posible gestión a medio y largo plazo, con garantías económicas que permiten programar con antelación y aprovechar mejor los recursos, desarrollar iniciativas de programación a lo largo de varios años, modificar y mejorarlas sin desechar los trabajos ya realizados.
· Trabajar con criterio, constancia, interés, y crear herramientas reales para valorar los resultados y sus motivos.
· Concienciar a programadores para que entiendan que una buena colaboración es más rentable que la figura del programador lobo solitario capaz de fichar compañías estrella.
· Realizar un esfuerzo por parte de los creadores para mejorar la calidad de la información y las imágenes que llegan a los programadores y los gabinetes de prensa.
Laura Kumin